29 de septiembre de 2006

Pago Chico

Comentando anécdotas o noticias con gente que vive o ha vivido en pueblos chicos como el mío, comprobé que la idiosincrasia de estos es prácticamente la misma.
En los pueblos la gente sale y se para en el medio de la calle cuando suena la sirena de los bomberos para ver para donde salen mientras con los dedos van contando las veces que se repite, cuando se apaga alguien exclama: “Cinco sirenas, accidente en la ruta, varios heridos, sin víctimas fatales”. Tampoco falta el que manotea el ciclomotor y sale disparando detrás del autobomba de puro morboso nomás.
En los pueblos todos deben saber de que viven todos. Si hay alguien al que no se le conoce la fuente de su supervivencia empiezan las conjeturas que pueden llegar a niveles como: “Es agente de la SIDE”, “Seguro que anda metido con los piratas del asfalto, seguro” o “Lo mantiene un abogado trolo de la capital que está forrado en guita”.
En los pueblos existen los eruditos que son admirados y venerados por la población aunque nunca hayan dado prueba alguna de su cultura más que publicar alguna vez una carta de lectores con una reflexión más o menos sesuda en el periódico local o haber sido en alguna oportunidad presidente de la biblioteca.
En los pueblos no falta el vecino preocupadoporcualquiercausaqueaparezca. Este ciudadano integra cuanta comisión de apoyo a algo exista. Es secretario del centro económico, vocal de la agrupación gaucha “El Mate Frío”, protesorero de “Los Amigos del Dulce de Membrillo” y revisor de cuentas suplente de la comisión de fomento del Barrio “La Cuerda Floja”. Frase preferida de este personaje: “Tenemos que hacer algo, formemos una comisión”.

Hay un montón de cosas más que otro día agregaré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No nos olvidemos de las amas de casa de ruleros, que barren la vereda, todas a la vez para poder hacer comentarios... del tipo "viste el auto que estaba ayer en la esquina, seguro que es el amante de.."