Uno en la vida aprende un montón de cosas, y una de las cosas que yo aprendí de purrete es a odiar al sándwich de milanesa.
Como en mi pueblo, en los clubs sólo se podía jugar al fútbol, la paleta y las bochas, el CEF era una especie de panacea deportiva. Ahí jugábamos al voley, básquet, handball, de todo.
Así que todos los 25 de mayo, los 9 de julio y los 12 de octubre, los deportistas infantiles no nos quedábamos durmiendo, sino que nos levantábamos temprano y nos reuníamos en la plaza del centro para tomarnos el colectivo.
Entre partido y partido nos disponíamos a revisar nuestra mochila para ver qué cosa teníamos en el tuper que nos había preparado mamá.
El tuperware cheronca: La comida cheronca consistía en el sándwich de jamón y queso con pan lactal. Además el fiambre estaba suavemente cortado y finamente acomodado. Todavía no se usaba el plástico ése transparente para envolver, así que venían envueltos en blancas servilletas de papel, ordenados en dos grupos de dos.
Para beber… una latita de Coca-cola. En la cual el dueño tenía que hacer mucho ruido al abrirla y una vez terminada… pisarla hasta dejarla enana. Esta acción tomaba más placer cuando alguien se la pedía “dámela a mi! porque yo colecciono latitas”.
Bueno, no cuesta mucho imaginar el olor de un sánguche que se fritaba a la noche o a la mañana temprano y estaba encerrado por varias horas cortando la cadena de frío.
Además pasaba algo extraño. Se combinaba el olor a milanga con el olor del pan (algo que por si solo, no existe). Por lo que podríamos afirmar sin ningún tipo de temor, que el sánguche de milanga tiene diferente olor a la milanesa a secas, o sea, al plato.
Además algunas madres que odiaban a sus hijos, les ponían mayonesa…
13 comentarios:
Qué lindos recuerdos. Digamos que yo no era la persona más deportiva de mi curso, pero disfrutaba cuando salíamos a competir con otros colegios. La saña con la que uno miraba a sus contrincantes cual boxeador era terrible. Yo juntaba los abridores chirimbolitos de las latitas y me armé una pulsera.
No tuve el privilegio de asistir a esos encuentros q contas, pero me hiciste recordar mis epocas de "Campamento" en el cef.. grandes historias armando las carpas en el patio del cef, las competencias a la noche en la cancha de futbol, los "multitudinarios" desayunos te y pan con dulce de leche.. que lindos recuerdos!! Besos!
Nunca fui deportista ni amante de la vida al aire libre... y encima no como carne, asi que leer este post fue descubrir un mundo nuevo para mi!
Saludos!
Siempre fui del tuperware cheronca. De hecho, las milanesas de carne nunca me gustaron :S
Jejeje qué gracioso lo de las latitas enanas.... Lo mejor era hacer el gusanito con el papel del sorbete. Viejos y buenos años esos :)
Un besote!
Agustín, Agustín... Se nota que sos porteño.
En Tucumán, el Sanguche de milanesa, es la comida nacional. JAMAS se sirve en un taper, sino recién salido de la freidora en bar al paso.
Es tan tan popular, que un artista plástico, Sandro Pereyra, le hizo un monumento. Y no sólo eso, luego de ser exhibido en el Parque 9 de Julio para regocijo del pueblo, fue vendido en el 1 a 1 al módico precio de 20 luquitas.
Tendrías que darte una vuelta por aquí para cambiar de opinión respecto a esta muestra de tradicional comida tucumana.
Buen blog, saludos, y te dejo un link: http://www.clarin.com/diario/2002/11/30/s-03801.htm
hola estoy creando un diario digital y me gustaría contar con tu colaboración.
un saludo.
lonuestro27@hotmail.com
Yo soy de Chile y tengo 22 años. No sé cuantos años tienes tú, pero se a lo que te refieres. Eran tan distintos mis tiempos de escolar a como lo es hoy. A mi tb me enviaban la colación envuelta en servilletas. unos ricos panes hechos por mi madre. ahora los chicos no hacen eso, sería muy vergonsozo, cada cual lleva su dinero y se compra la primera porquería que encuentra. pero en fin, supongo que los tiempos van cambiando, aunque creo que todo tiempo pasado fue mejor.
saludos.
ligadecampeones2.blogspot.com
escribí mal vergonzoso, disculpenme.
hola.te cuento que es la primera vez que visito tu blog, llegué a él gracias a yahoo respuestas.
La verdad que me parecio bárbaro y bién argentino.si quieres puedes devolverme la cortesia y visitar mi blog surgido de un sueño que tengo, aunque piensen muchos que estoy loca, dejame un comentario, hasta la proxima, aca te dejo la direccion
http://uncafeconelbambi.blogspot.com/
Para evitar traumas como el tuyo se inventaron las ziploc. Ahora podes estar tranquilo, los 12 de octubre no volverás a sentir el aroma a los sandwichs de milanesa. Lo que sí, no te puedo asegurar que veas a varios depredando uno ferozmente, pero, algo es algo, no?
Que terrible! a mi me daban tarta de jamon y queso, o algo asi... mi mama no sabe freir milanesas y la verdad que igual a mi mucho no me gustan.
El sanguche de milanesa tampoco me gusta, pero eso es sólo por ese olor cuyos efectos tan bien describís.
¿Y los pibes que se comían un pancho o un paty a las nueve de la mañana? Dementes.
acá yo!!!
yo tengo aún una lonchera de plastico de popeye azul.
arriba, venia el termo y abajo ponia los sandwichs que mi mamá me hacía.
la conservo intacta, a pesar de haberla llevado a cuanta excursión y picnick tuve.
creo que eso es porque es de muy buena calidad. ahora la lonchera guarda un robot divino que hace las delicias de mi madre cuando lo pongo a perseguir al gato.
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